“Como estuve con Moisés, estaré contigo”

Libro de Josué 1:5

La aseidad de Dios en teología, es un atributo o perfección de Él. “Es en sí mismo”, “Es auto existente”, por necesidad de su propia naturaleza. El hecho de que le hiciera esta promesa a Josué, de que estaría con él, no solo se refiere a su existencia permanente sino a su continua presencia, porque Él es trascendente y omnipresente, puede estar en todo tiempo, pasado, presente o futuro y en todo lugar al mismo tiempo. El apóstol Juan en su evangelio capítulo uno, versículo uno dice: “En el principio era el Logos y el Logos estaba con Dios y el Logos era Dios”. (en otras versiones dice Verbo) El profeta Habacuc le cantó: “¿No eres tú desde el principio, oh Señor, mi Dios, mi Santo?”. Y Dios cumplió su palabra a Josué, lo ayudó a ser un magnífico líder, valiente, sabio, esmerado y capaz. Un excelente conquistador de la tierra prometida, desde entonces el pueblo de Israel ha tenido esa tierra de conquista en perpetuidad a pesar de los exilios, nunca han dejado de poseerla aún contra la voluntad de sus enemigos y en la actualidad de las Naciones Unidas. Podemos decir que Josué al principio tuvo inseguridad, temor e incapaz de poder liderear a su pueblo, pero creyó la palabra de Dios, fue osado, persistente, dedicado e inquebrantable en su fe. Es en este punto donde nosotros batallamos, nos falta una fe viva, audaz, atrevida para tomarle la palabra a Dios, cuando más lo necesitamos deberíamos experimentar esta calidad de fe. La fe tiene que desarrollarse a través de las experiencias para llegar a la meta de la conquista.

Se necesita esfuerzo y determinación para ser exitosos en todo lo que emprendamos, si tan solo le creamos a Dios, que estará con nosotros. Pide en oración sincera esa necesidad que tienes, de que Él esté contigo y lograrás por fe tu objetivo.

Lee Josué 1:1-9