El escritor Marcos comienza la historia de Jesús desde muy atrás en el tiempo. No comienza con su nacimiento, no comienza en el río Jordán cuando fue bautizado, sino que comienza con el sueño de los profetas y aún más en la mente de Dios. Ya que todas las cosas fluyen desde el cielo.

~ Se ha dicho: “Que los pensamientos de Dios son muy altos y profundos.”

Dios siempre realiza sus propósitos. La historia no es una serie de acontecimientos desconectados, presididos por el azar; es un proceso dirigido por un Dios capaz de ver el fin en el principio.

~ Nosotros estamos sumergidos en ese proceso, y por nuestra posición podemos colaborar con el o entorpecerlo. En su sentido es un honor tan grande contribuir en él, proceso de magnitud trascendente, como es un privilegio ver la meta final la cual puede ser una sorpresa o lo que imaginábamos al iniciar o en el proceso.

La vida sería diferente si en lugar de suspirar por una meta distante e inalcanzable por el momento hiciéramos todo lo que está a nuestro alcance para que esa meta esté día a día un poquito más cerca de nosotros. Nunca se llegará a un objetivo si faltan quienes trabajen para hacerlo posible. Como dijera algún poeta: “no habría árboles añosos que nos cobijaran bajo su sombra, si alguien no los hubiera plantado, para que nosotros continuáramos regándolos.”

Continúa…

Lee Marcos 1:1-4