Les respondió Jesús : el que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él.

Evangelio de Juan 14:23

El tema sobre el amor, acaparó la mente de los poetas y de los autores de canciones y aún continúa inspirando a otros. El amor genuino, aunque es un sentimiento o una emoción tiene que ser dependiente de otra persona que nos ama. La persona tiene que ser sincero, responsable y sujeto a la verdad del amor. Jesús el Cristo, lo está declarando, —el que me ama, obedecerá mi palabra— La palabra de Jesús es vida y verdad, en ella hay bendición, sus mandamientos no son gravosos, difíciles o imposibles de cumplir. Sus enseñanzas son maravillosas, iluminan e inspiran, son prácticas, para vivir en plenitud, en contentamiento y tener esa vida abundante que todo ser humano anhela. Entre otras bendiciones que ofrece, es tener victoria en todo lo que puede provocar aflicción o sufrimiento, en toda tentación, prueba o tribulación. Su palabra trae paz y armonía a nuestro espíritu, alma y cuerpo, es de bendición integral.

Lo más grandioso que ofrece la obediencia a la palabra de Cristo, es que Dios el Padre nos amará, ambos, el Hijo y el Padre vendrán a hacer morada dentro de nuestro ser, por si fuera poco, ya tenemos al Espíritu Santo dentro de nosotros. En otras palabras, es el Dios Trino en nosotros, excelente bendición por dos razones que el versículo nos dice: Si amamos a Jesús y obedecemos su palabra se recibe esa bendición. El obedecer la palabra de Dios es mejor que los sacrificios que podríamos realizar. Como dijera el apóstol Pablo: “no por obras para que nadie se gloríe”. Las obras nunca podrán ser meritorias en favor de la presencia de Dios en nosotros, debemos hacerlas por gratitud al Señor y por al prójimo. La presencia de Dios en nosotros es solamente por gracia, al obedecerlo y también a su Hijo Jesucristo. “El amor cubrirá multitud de pecados”.

Lee Juan 14:15-23