“Hay quienes mueren en la flor de la vida, rebosantes de salud y de paz… Otros mueren con el ánimo amargado, sin haber disfrutado de lo bueno…”

Job 21:23-25

Estos versículos son parte del séptimo discurso de Job presentando su defensa por el infortunio que experimenta.

¿Por qué despertar y llenar nuestro corazón de amargura y de inconformidad ante los infortunios de la vida? ¿Por qué tenemos que entrar en contención con Dios ante una pérdida o muerte de seres amados o ante una gran desgracia? Posiblemente porque no hemos entendido la soberanía de Dios y sus propósitos. Dios es soberano, no se puede litigar o contravenir sus designios, normas, ley o mandato. 

En su soberanía está el apartado conocido como su voluntad, la cual se debe obedecer por el propio bien del hombre. Jesucristo en su oración conocida con el nombre de Padre Nuestro, dice: “. . . hágase tu voluntad en el cielo como en la tierra. . . “. Él mismo obedeció la voluntad de su Padre, repetidas veces en lo que Él realizaba, declaraba que hacía la voluntad de su Padre, aún en sus sufrimientos y muerte aceptó esa voluntad. Es nuestro consuelo en medio de las pruebas, infortunios o sufrimientos o de nuestros seres amados cumplir con su voluntad, aunque no comprendamos del todo el por qué. La verdad es que Él sabe de antemano los resultados para nuestro bien. Fortalecerá nuestra fe en su Espíritu y obtendremos la victoria como lo obtuvo nuestro amado Salvador y Señor Jesucristo, al ser levantado de la tumba y de la muerte por la voluntad y el poder de Dios. Ese mismo poder se nos ofrece para lograr la victoria. 

Jesucristo prometió a sus discípulos y a nosotros también, porque somos sus discípulos: “no los dejaré huérfanos, vendré otra vez a ustedes”, y lo cumplió porque envió al Espíritu Santo que es el otro Jesús para que estuviera con los suyos, para guiarlos, iluminarlos, fortalecerlos y animarlos para que no desmayaran en la obra que les encomendó su Maestro, que es la misma encomienda para todos sus seguidores, que es compartir de su amor y salvación.

No estamos solos en nuestras pruebas y tribulaciones, Él está con nosotros, créelo y apóyate siempre en el Espíritu Santo, obtendrás el consuelo que necesitas en este tiempo de pesar, tristeza y dolor y te dará la victoria como lo hizo con su siervo Job, quien en medio del dolor por la muerte de sus siete hijos varones y sus tres hijas, la pérdida de sus bienes materiales, más la presión incomprensible e injusta de una esposa inconforme que no comprendía por qué sucedió esta calamidad en la vida de ellos, Job supo cómo enfrentar ese dolor y su propia enfermedad. Al final Dios le reveló sus propósitos, lo sanó de su enfermedad, le dio más hijos y prosperidad material. Dios es siempre generoso y fiel a sus hijos.

Lee Job 21:17-26