“Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, grande es mi nombre entre las naciones — dice el Señor Todopoderoso.”

Malaquías 1:11

El nombre de Dios tiene diferentes usos según la experiencia que tenían con Él ya fueran los patriarcas, los líderes, los profetas o el pueblo de Israel. El nombre que Dios le dio a Moisés para que le dijera a su pueblo fue “Yo Soy El Que Soy” traducido de YAHWEH, era necesario como creador dar su hombre, por el cual la gente pudiera comunicarse con Él, el pueblo tenía miedo de decir su nombre al manifestarse ante ellos con poder. En su primer encuentro de Dios con Moisés reveló su gran nombre (Éxodo 3:14-15). Dios siempre ha sido el mismo y lo siendo no ha cambiado (Malaquías 3:6). Dios es inmutable en sus pactos y siempre fiel en el cumplimiento de sus promesas. Su nombre expresa Su constancia. Él es, el que existe por sí mismo y se revela a sí mismo a los seres humanos. Reveló su voluntad y grandeza a los profetas y este caso le revela al profeta Malaquías su grandeza.

El sol alumbra toda la tierra, a todas las naciones le llega su calor. Así que por ello y por todas sus manifestaciones Dios es reconocido por los pueblos de toda la tierra y agradecen al Dios supremo su benevolencia, su grandeza y su poder. El Señor es exaltado por lo que Él es, por todas sus perfecciones. Por lo que Él ha hecho, hace y hará.

El hombre no debe exaltarse así mismo por sus logros y acciones portentosas, es Dios que le ha dado inteligencia, habilidad, ingenio y capacidad para hacer de la vida del hombre más confortable, pero jamás debe gloriarse de sí mismo. Dios aborrece al soberbio y mira de lejos al altivo. El hombre solo debe tener satisfacción, pero debe ser humilde ante su creador, sustentador y redentor.

Alejemos de nosotros toda vanidad y demos gloria al Señor por lograr nuestros objetivos. 

Lee Malaquías 1:11 , 3:6