“Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en Él confían.”

Nahúm 1:7

Excelente invitación. Todos en cierto tiempo experimentamos angustia. La angustia se define, del latín: (angostura, dificultad). La angustia es la congoja o aflicción. Se trata de un estado afectivo que implica un cierto malestar psicológico, acompañado por cambios en el organismo. Nos sentimos solos y consideramos que nadie nos comprende y por lo tanto no se presenta la ayuda que necesitamos.

El profeta Nahúm estaba sumamente angustiado por su nación y por su país, en ese estado de desánimo, de dolor e impotencia recurrió al Señor y Él le reveló los planes que tenía. Eso consoló al profeta y mejoró en su preocupación y en sus malestares que tenía, experimentó paz al aceptar que en verdad Dios es refugio. Por esa experiencia nos recomienda que consideremos la bondad de Dios, Él es bueno, y es un magnífico refugio cuando hemos perdido toda esperanza de solucionar lo que nos ha provocado la angustia. Además, es protector ante toda situación que nos rodea.

Vivimos actualmente en un mundo violento, el mal está por doquier, los círculos continúan cerrándose y no hay protección de ninguna naturaleza. Las autoridades o los que deben procurar seguridad a la gente no son efectivos o ya les rebasó éste flagelo, todo esfuerzo es inoperante, la impunidad es un reflejo de esa impotencia para proteger a la gente necesitada. ¿Qué tenemos que hacer?, aceptar el consejo del profeta, porque en el tiempo oportuno él acudió a Dios buscando protección, también nosotros debemos buscarlo en oración y ruego.

El salmista oraba: “Encomienda al Señor tu camino, confía en él y él ayudará.”. Hazlo ya y sal de la angustia que te agobia. Dios desea ser tu refugio y protección.

Lee Nahúm 1:7, Salmo 37:5-6