El tema de la adoración a Dios como único ser absoluto, es fascinante, porque El creó a los ángeles para su gloria, para que le rindieran adoración y servicio. Creó al ser humano para su gloria, para que le rindiera adoración y le obedecieran. Lamentablemente el hombre cayo en pecado de desobediencia, aparentemente se había perdido ese propósito que Dios como Creador tenia para el hombre; fue el hijo de Adán quien tomó la iniciativa para adorar a Dios por medio del sacrificio de un cordero como ofrenda para adorar a Dios, no así su hermano que ofreció una adoración inadecuada a los ojos del Señor. Los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob fueron muy buenos adoradores. Es a Moisés a quien Dios le dio las instrucciones para el culto a Él, fueran sacrificios u holocaustos. La música cobró una importancia capital y sobresaliente en tiempo del Rey David, grandes músicos participaron como Jubal, Heman, los hijos de Corè, David y otros más. Toda música consagrada al Señor es válida en la experiencia de adoradores como hijos espirituales de Dios. Por ello Jesús participó del culto a Dios su Padre, cantó salmos e himnos. Cuando tuvo su encuentro con la mujer de Samaria hizo hincapié que no es el lugar lo que le importa a Dios, sino el espíritu con que se le adora y en la veracidad que requiere. En otras palabras, Dios busca adoradores que, bajo convicción en Cristo, sinceramente, en verdad y en pureza del espíritu se le adore en el culto dedicado a Dios como Padre, como Hijo en el Espíritu Santo.  

“Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraran ustedes al Padre. Ahora ustedes adoraran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. 

SÉ UN FIEL ADORADOR cuando asistas al templo o casa de oración, sé reverente y ordenando, participa y oye lo que Dios quiere para ti en la exposición de su palabra. No actúes con espíritu de crítica, porque tu no lo harías mejor y ni eres perfecto. 

Lee Juan 4:19-26