Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.

Primera carta de Pedro 5:6-7

Es necesario considerar y aplicar a nuestra vida los dos consejos que da el apóstol Pedro, los cuales son importantes para nuestra tranquilidad personal en un mundo difícil, cruel y cambiante.

El primer consejo es que, debemos humillarnos, esto quiere decir, abandonarnos en su presencia con humildad. Reconocer que no somos iguales a Dios, que nuestra condición humana es inferior. Aceptar su voluntad para que Él actúe en nosotros, nos exalte, y vindique.

El segundo consejo del apóstol es entregar nuestra ansiedad, que es preocupación, impaciencia, intranquilidad, estrés, aún desesperación. Somos seres humanos frágiles, débiles en nuestros pensamientos y emociones. Que las noticias de nuestro mundo, país, ciudad, y familiar no nos alteren fácilmente porque eso produce ansiedad. La promesa del apóstol lo hace con seguridad y verdad, es: “Dios cuida de nosotros”, esto es maravilloso, nos estimula y nos da seguridad y esperanza. Aprendemos más a depender de Él y menos de nuestra persona, de otros o de las circunstancias.

Jesús prometió a sus discípulos cuando los vio tristes porque les dijo que se ausentaría de ellos, les dijo: “No los dejaré huérfanos, vendré a ustedes”, “Mi Padre les enviará el Consolador, el Espíritu Santo, que estará en ustedes y con ustedes.” “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.

Dios como nuestro Padre nos cuida desde el alto cielo o envía a sus ángeles para que “nuestros pies no tropiecen”, figuradamente es, nos salven del peligro o de algún ataque espiritual o humano. Además, Jesús prometió estar con nosotros por medio del Espíritu Santo “que está en nosotros y con nosotros”.

Lee 1 Pedro 5:6-10