Debes reflexionar que tu trabajo no es insignificante para Dios y no debe serlo para ti, es importante y necesario lo que hacemos. Dios quiere que nos asociemos con El para servir a otros con lo que sabemos hacer y cumplir sus propósitos. José comprendió esto, incluso en sus mayores y difíciles pruebas. El no desarrolló una mala actitud, aunque sus circunstancias no fueron fáciles de sobrellevar. José sabía para quién trabajaba: para Dios; como resultado dice su historia que “el Señor estaba con José” y lo dice cuatro veces: Génesis 39:2,3, 21, 23. El reconoció que su éxito venía de Dios y que necesitaba honrarlo haciendo las cosas bien sin fallarle. Lo acusaron injustamente , despedido de su trabajo y encarcelado, pero nunca dejó de honrar a Dios sirviendo a los demás. Al salir de la prisión, contratado para un nuevo trabajo por el faraón del país de Egipto, fue honrado porque salvó a toda una nación, pueblos vecinos y de su numerosa familia de una hambruna sin precedentes.
Tu yo yo vamos a experimentar injusticias en nuestro trabajo, falta de importancia en lo que contribuimos pero no debemos tener una actitud negativa hacia nuestro trabajo y donde servimos porque lo nuestro es una vocación que Dios nos dio. Jesús de Nazaret dijo en cierta ocasión a sus discípulos: —”Yo les he dicho estas cosas para que en mi hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo”.—Evangelio de Juan 16:33; —Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en el, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.—Juan 15:5.
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