“No se preocupen por nada. Más bien oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y sean agradecidos. Finalmente hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud y en todo lo que es agradable y merece elogio.”

Filipenses 4:6,8 (TLA)

Las disciplinas a las que se refiere el apóstol Pablo son reglas de comportamiento en el ser humano, su conducta y propone Pablo que nos esforcemos en comprender las diferencias entre lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, así como las nociones de virtud, felicidad y deber. En el caso de sus lectores cristianos de la ciudad de Filipos y cristianos de futuras generaciones de cualquier lugar, así como nosotros, presenta estas disciplinas para animar, fortalecer la fe en tiempos difíciles. Cada generación de seguidores de Jesucristo han tenido y tenemos que enfrentar situaciones en que los sistemas de gobierno provocan por su mala administración pública o por asuntos externos que llegan de otros países, como es el caso de la pandemia provocada por el covid-19. Consideremos estas disciplinas que para nosotros son excelentes consejos:

La primera: No te preocupes por nada. La preocupación es un estado de inquietud o temor que produce ante una situación difícil, ante un problema, algún suceso de baja probabilidad de solución, no encontramos la salida, somos afectados en nuestras emociones. Lo cierto es que, el apóstol Pablo está ayudando a los cristianos de que tengan cuidado de que esta preocupación les quite la paz y el gozo de Cristo y su fe decaiga. Cada uno de nosotros experimentamos en ciertos momentos preocupación, a veces es excesiva. Como hijos de Dios no debemos caer en el engaño de que no hay solución a nuestra preocupación, el Señor tiene la última palabra ante esa situación, lo que tenemos que hacer es confiar y practicar la segunda disciplina que nos recomienda el apóstol Pablo:

Ora por todo. El apóstol Pablo dice: “Más bien en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios…” en otras palabras: “Más bien oren y pídanle a Dios todo lo que necesitan”. A veces nuestras peticiones a Dios son tímidas, muy generales, inconstantes; las peticiones deben ser específicas, atrevidas, con fe y constantes cada día, hasta recibir la bendición. 

La oración a Dios por medio del Señor Jesucristo es un medio de descanso, cuando entregamos a Él nuestra preocupación, no podemos caer en el desánimo o en la angustia; las promesas del Señor son el sí y el amén. Si creemos que Dios nos oye por ser sus hijos y creemos que tendrán su cumplimiento, así será. Jesús dijo: “¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si  ustedes aún siendo injustos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan! (Mateo 7:9-11)

No dejes de orar, hazlo solo o en compañía de alguien y pide a otros que oren por ti, la fe, la constancia y la espera traerá la respuesta.

Continúa…

Lee Filipenses 4:4-6