Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón.
Profeta Jeremías 29:11-13
Qué gran misericordia de Dios en esta promesa para su pueblo Israel, un pueblo desobediente, aguerrido y desleal a Dios, a pesar de que siempre les dio profetas para que los aconsejaran y orientaran. Estos profetas sufrieron las calamidades que le llegaron a toda la nación, con una excepción de un grupo reducido que era el remanente, personas sometidas y obedientes a Dios. Algunos de estos profetas fueron heridos, maltratados físicamente, y otros murieron en manos de desalmados judíos. La élite gobernante siempre pedían a estos siervos de Dios que hablaran bien de una futura prosperidad de la nación y la derrota de sus enemigos, al no hacerlo eran perseguidos y ofendidos.
Hubo reyes de Israel que sí fueron sumisos y obedientes al mensaje de Dios por medio de sus profetas, tuvieron un reinado próspero, los ejércitos enemigos derrotados, pero estos líderes fueron una excepción.
Dios siempre está pendiente de sus hijos cuando le obedecemos y depositamos nuestra confianza en El, su futuro está asegurado, escucha nuestras quejas, los problemas y ve nuestras necesidades. Él como un Padre proveedor resuelve los problemas, bendice y hace prosperar a sus hijos, el presente es bendecido y el futuro asegurado. Él es quien perdona nuestros pecados y nos colma de bendiciones. Por lo tanto no tengamos inseguridad y miedo al futuro, lo que tenemos que hacer es buscar a nuestro Padre Dios de manera sincera, obedecerlo y mostrarle nuestro amor sincero.