“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a el, y cenaré con él, y él conmigo.”
Apocalipsis 3:20
Cristo desea entrar a la vida de la persona, para iniciar una relación íntima que le traerá agradables beneficios como: la salvación de su alma, el perdón de sus pecados por parte de Dios porque él intercederá en su favor, le dará paz perfecta, seguridad, gozo y la promesa de una vida eterna con Él cuando muera físicamente.
La invitación se da, Cristo espera una respuesta, el ser humano tiene libre albedrío que Dios le otorgó cuando fue creado, por lo cual el hombre decide, Dios no obliga a nadie a abrir la puerta de su vida, es derecho y responsabilidad del hombre y la mujer de hacerlo o de negarse a aceptar la invitación del Señor Jesús, se requiere sinceridad y fidelidad para seguir a Cristo en sus demandas que son fáciles de sobrellevar. Hay una promesa departe de Él: “Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono …(3:21)”.
Si tú ya eres cristiano decide ser fiel seguidor de Jesucristo, si has caído en la indiferencia regresa a Él, pide perdón y Él te lo dará sin reproche alguno. Si solo eres un simpatizante de Él, toma la decisión de abrir la puerta de tu vida para que El entre, recíbelo como tu único Salvador y Señor y recibe sus beneficios. Recuerda lo que el dice: “Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10).