Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras.

Profeta Jeremías 17:10

Según la ciencia médica el corazón es vital para el funcionamiento del cuerpo humano. Una de las señales de un corazón saludable es que interactúa correctamente con los demás órganos del cuerpo, como el pulmón y el riñón, bombeando la sangre oxigenada de forma efectiva. Cuando este proceso de conducción no se realiza correctamente, comienza a manifestarse síntomas que pueden indicar la presencia de una enfermedad cardiovascular. Algunos son: fatiga constante, dolor en el pecho que irradia al brazo, mareos o desmayos, dificultad para respirar, palpitaciones y otros síntomas.

Dios como médico por excelencia dice a través del profeta: “yo sondeo el corazón”. Es decir, yo lo examino, pruebo si esta funcionando el corazón espiritual de la persona. Porque Jesucristo dice: “Porque lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona” (Evangelio de Mateo 15: 18,19) —Es una gran verdad, porque del corazón proceden las malas intenciones, y los malos pensamientos. Dios dice: que Él examina la mente, donde se generan los pensamientos, ninguna forma de pensar buena o mala pasan desapercibidos de los ojos de Dios. El ser humano es mal pensado por naturaleza, por eso Dios examina cada pensamiento de donde se generan las malas acciones.

Dios advierte y asegura que Él dará el pago a esos malos pensamientos y acciones, así como a los frutos de nuestras obras que afectan a otros. Lo que tenemos que hacer es: confesar nuestros malos pensamientos para recibir perdón y limpieza interior. El Espíritu Santo nos purifica o santifica nuestra mente, debemos pedírselo y Él lo hará por nuestra confianza en la mediación de Cristo Jesús, quien murió por nuestros pecados.

Lee Jeremías 17:5-10