Creer que Dios es soberano. El apóstol Pedro, dando testimonio del poder de Dios al quedar libre junto con el apóstol Juan después que fueron detenidos por la guardia del templo y conducidos a los líderes fariseos, saduceos del templo, cuando lo oyeron los creyentes ahí reunidos —alzaron unánimes la voz en oración a Dios: “Soberano Señor, creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo lo que hay en ellos …” (Hechos 4:24), así como ellos muchos cristianos de su tiempo tuvieron paz en medio de adversas circunstancias al reconocer la soberanía de Dios.

Creer que Dios es sustentador. Dios en su maravillosa misericordia es nuestro proveedor. El salmista una y otra vez lo dice porque experimentó esa bondad de Dios. “Los leoncillos se debilitan y tienen hambre pero a los que buscan al Señor nada les falta.” (Salmo 34:10; 23:1) “El Señor es mi pastor nada me faltará“ y en otros salmos encontramos sus promesas de ayuda.

Creer que Dios nos ha creado con un propósito específico. El Salmo 139:13-16 lo afirma “Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno de ellos.” El diseño de Dios respecto a cada ser humano fue perfecto y nos creó para Él, para darle gloria en todo lo que hagamos.

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