A ti clamo, Señor roca mía; no te desentiendas de mí, porque si guardas silencio ya puedo contarme entre los muertos.

Salmo 28:1

Compartiendo la bendición (v. 8). Es su deseo compartir esta bendición con su pueblo, por su experiencia para que ellos también depositen su confianza en el Señor. Cuán bueno es nuestro testimonio por nuestras oraciones de respuesta. Anima a otros, para que ellos bendigan y alaben y den gracias a Dios como lo hicimos nosotros.

La ultima petición de David está en el v. 9, contiene cuatro verbos imperativos: “Salva … Bendice … Pastorea … Guíalos… Tu oración y la mía debe ser una oración de fe, pues ella es:

“la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos”

A los Hebreos 11:1-2

Lee Salmo 28:8-9