En la batalla de Brooklyn durante la revolución americana los británicos estaban tratando que el ejército americano se pusiera donde ellos lo deseaban para derrotarlos. Había 32 mil soldados británicos que volvían de Long Island a Brooklyn en 3 frentes diferentes contra 19 mil soldados americanos dirigidos por George Washington, los soldados americanos comenzaron a retirarse y los británicos decidieron durante la tarde clavar trincheras para que los americanos no pudieran escapar, sus naves rodearon la bahía para atraparlos en medio, Dios en su providencia ayudó a los americanos (así como ayudó al rey Josafat y su pueblo). Ese día no hubo viento, los barcos británicos no podían navegar, para rodear la bahía. Entonces Washington decidió sacar a sus soldados de Brooklyn para salvarlos cruzando el río noreste de Manhattan, se transportaron toda la noche para sacar a sus hombres de la Isla para no ser masacrados, pero llegó la mañana y no todos los hombres del ejército habían cruzado el río. Iba hacer una aniquilación segura, excepto por la intervención nuevamente de Dios, cayó una espesa niebla sobre Brooklyn ese día y los británicos tuvieron que esperar porque no veían, esto le dio a Washington suficiente tiempo para llevar a su ejército a Manhattan y dirigirse al norte de manera sorprendente.

Los Estados Unidos de Norte América se destacan desde ese entonces como un país libre porque en un día histórico no había viento y los cubrió una espesa niebla, porque todo lo bueno viene de Dios, su providencia está en todas partes.

Seguramente todos podemos confiar en Él para pelear nuestras batallas en este 2023, días sin viento y días nublados. Si obtenemos su perspectiva, ocupamos nuestra posición, reconocemos quienes somos en Cristo, nos llenamos de su presencia, dejamos que nuestra alabanza salga de nuestro ser y creemos en la obra terminada de Jesús en la cruz, en la providencia de Dios, podemos estar seguros de que la victoria es nuestra a ambos lados del cielo. “Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús (Filipenses 4:19).

Lee Filipenses 4:19-20