El sacerdote Eli es un triste ejemplo de piedad sin carácter. Su debilidad para con los pecados de sus hijos contrasta con las otras virtudes conocidas de él. Es digno de notar que Dios no castigó a su siervo sin antes advertirle debidamente por medio de un profeta. Hay una palabra que merece atenta consideración, pues expresan un principio general que se refiere no solo al problema del sacerdote Eli sino también a toda gente, “los que me tuvieren en poco serán viles” dijo Dios.

El honor o reconocimiento es el principal objetivo por el que afanan los hombres, unido con el poder. Los gobiernos de ciertas naciones han llevado a la muerte a millones de sus súbditos por cuestiones de honor personal o de raza o nacional. El reconocimiento o el honor es necesario cuando se da de manera justa y se recibe igualmente, y suele ser apreciado según la persona o personas de quien se recibe. El texto bíblico nos habla de la honra que procede de Dios. ¿Cómo alcanzar ese privilegio?, el mismo texto nos indica la manera. “Yo honro a los que me honran, y humillo a los que me desprecian” 1Samuel 2:30.

¿CÓMO PODEMOS HONRAR A DIOS?
  • Por el arrepentimiento. En el caso del pecado de Acán, Josué el líder de Israel le dijo: “Hijo mío, honra y alaba al Señor, Dios de Israel. cuéntame lo que has hecho. No me ocultes nada” (Josué 7:19). El hecho de que confesara su pecado enaltecía la santidad de Dios, y recibiría su pago. Reconocernos pecadores es declarar a Dios Justo y verás en lo que ha declarado respecto a nuestros pecados (1Juan 1:10).
  • Podemos honrar a Dios con una fe sincera. Nada puede honrar a Dios que una fe grande (Juan 3:33). Todos nosotros nos sentimos honrados cuando otras personas confían implícitamente en nosotros, en nuestra honradez, veracidad, criterio y en nuestra discreción. Es lo mismo que Dios espera de nosotros. La confianza en Él lo honra.
  • Podemos honrarlo con nuestras alabanzas. Dios no tiene necesidad de un templo o darle culto dicen los escépticos. Cierto, pero Dios es digno de recibir la adoración, alabanza, y gratitud. Así lo reconocen los ángeles según Apocalipsis 4:11.
  • Por la obediencia a su Palabra. El Salmo 119 enumera muchas veces el obedecer, cumplir, seguir, guardar, afirmar, etc. la Palabra de Dios.
  • Confesando su Nombre entre la gente. Declarar nuestra fe, compartir su Palabra y el Evangelio de Jesucristo (Mateo 28:19-20).
  • Podemos honrar a Dios con nuestro dinero para su obra aquí en la tierra (Proverbios 3:9; 2 Samuel 24:24-25).

Si nosotros honramos a Dios, Él nos honrará a nosotros. Esa es la promesa.

Lee 1 Samuel 2:22-35