Cambiar la eternidad de una persona suena como una tarea enorme: ¡Es cambiar el lugar de dónde pasará su eternidad al dejar este mundo! Suena muy presuntuoso pensar que podríamos, por nuestras acciones y palabras, literalmente cambiar el destino eterno de otra persona no parece ser algo que un cristiano “normal” podría hacer. Pero, ¿de verdad podemos cambiar la eternidad de esa persona?, por un lado, no, nadie menos Dios puede transformar a alguien de ser una criatura de su ira, a un hijo adoptado y amado. Por otro lado si, Dios cambia el lugar de la eternidad de las personas por medio de sus hijos e hijas convertidas a Cristo. Esta es una razón, que sí podemos cooperar con Él a cambiar el destino eterno de otros seres humanos.

ENTONCES, ¿CÓMO COLABORAMOS CON DIOS PARA CAMBIAR EL DESTINO ETERNO DE OTRA PERSONA?

En la Gran Comisión de Jesucristo (Mateo 28:19-20) Él nos instruye a guiar a toda persona a tener una relación con Dios por medio de Él y ayudarle a seguir creciendo en esa relación. Así es como colaboramos para beneficiar a las personas a que cambien su estado final al morir y mientras tanto a vivir en obediencia y cumplir el propósito de su existencia y de su salvación.

EL PRIMER PASO que debemos dar con esa persona sin Cristo y separado de Dios, es presentarle el plan de salvación que nos enseña Jesús y los escritores del Nuevo Testamento:

1) Que reconozca su condición espiritual, que es pecador (Carta a los Romanos 3:9-18).

2) Que se arrepienta con sinceridad de todos sus pecados del pasado (Hechos de los Apóstoles 2:37-38; 3:19; Evangelio de Lucas 24:47).

3) Que crea en Jesucristo como su Salvador, reconociendo que Él murió por los pecados de todo ser humano. Esa fe en Cristo viene de Dios (Carta a los Efesios 2:1-10).

4) Invitar a Jesucristo a entrar a su vida por medio de una oración declarando que lo recibe (Libro de Apocalipsis 3:20).

Continúa…

Lee Mateo 28:19-20