Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

Profeta Jeremías 2:13

El profeta Jeremías eran un apasionado de su pueblo Israel, él descendía de una familia sacerdotal, Dios lo escogió para que fuera su siervo, predicador y profeta que podía saber por revelación de Dios el futuro de su pueblo. Los mensajes que Dios le revelaba al profeta Jeremías tenía el propósito para que su pueblo, la gente, los líderes y gobernantes se arrepintieran de su infidelidad por causa de la idolatría, de su desobediencia, de sus pecados, de su actitud voluntariosa y volvieran a acercarse a Dios su Redentor quien estaba dispuesto a perdonarlos y levantarse el castigo, librarlos del peligro de sus enemigos, pero ellos no estaban dispuestos a volverse a Dios, el profeta Jeremías les reprocha a nombre de Dios: “Me abandonaron siendo yo fuente de agua viva, cavaron sus propias cisternas, las cuales no pueden retener agua porque están rotas”.

Qué terrible es ponerse en rebeldía con Dios, esa desobediencia trae como resultado disciplina o castigo. Llegamos a estar en una situación desagradable y sin poder resolver la situación adversa en la que estamos. Dios en su gran misericordia nos da la oportunidad de regresar a Él como hijo pródigo buscando su perdón y vindicación, Él lo hará bajo un arrepentimiento sincero de nuestra parte y confiando en Cristo, quien pagó con su vida el castigo que merecíamos.

No te resistas, vuelve a Dios que Él te espera.

Lee Jeremías 2:1-13