“Canten al Señor un cántico nuevo, ustedes, que descienden al mar, y todo lo qué hay en él; canten su alabanza desde los confines de la tierra, ustedes, costas lejanas y sus habitantes. Que alcen la voz el desierto y sus ciudades . . . Que canten de alegría los habitantes de Sela, y griten desde las cimas de las montañas. Den gloria al Señor y proclamen su alabanza en las costas lejanas.”

Isaías 42:10-12

Según el diccionario la palabra -Alabanza- “es reconocimiento de los méritos, logros o cualidades.” —Lehalel del hebreo: “celebrar, glorificar, cantar, alardear, gritos de júbilo, palmear en una actitud festiva incluyendo danza para Dios.”—Alabanza es también un acto de gratitud del ser humano para Dios, por todo lo que Él ha realizado, por todo lo que hace en la vida del ser humano, o por nuestra vida, así como: milagros, proezas, gloria y otros beneficios.

Todo en esto, en la perspectiva de que Dios es siempre digno de la alabanza. Más de 160 veces en el Antiguo Testamento se menciona la palabra -alabanza- Se aplica también la palabra Alabanza al libro de los Salmos. Los Salmos 113-118 se le denominan: “Los Salmos Hállela”, pues tiene que ver con la alabanza a Dios por la liberación de la esclavitud del pueblo de Israel de Egipto,  bajo el liderazgo de Moisés. Estos salmos forman parte importante del culto tradicional de la Pascua. No cabe duda  de que se tratan de los himnos que Jesús y sus discípulos cantaron cuando Él instituyó su Cena (Mateo 26:30).

De la palabra Halal o Halel proviene la palabra ALELUYA. Es una expresión de alabanza a Dios que se ha incorporado a casi todos los idiomas del mundo. El término se traduce más exactamente: “alabemos a Jah”, la forma abreviada del nombre Yahweh. Las alabanzas a Dios forman parte integral del culto. En el judaísmo solo a Dios como Ser Supremo y en el cristianismo a Dios y a Cristo Jesús.

En el Libro del Profeta Isaías 42 se exalta a Dios por la creación y su actuar en la historia del hombre. Es maravilloso en los cultos de la iglesia alabar y exaltar a Dios por lo que Él es, por su creación, por la historia que ha planeado y la ejecuta. Por la obra de salvación en Cristo y por la obra del Espíritu Santo. En nuestras oraciones debemos alabar a nuestro Dios y Padre, a Jesús nuestro único y suficiente Salvador y Señor.

Lee Isaías 42:10-13