Este es el mensaje que hemos oído de él (de Jesús) y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.
1a. Carta de Juan 1:5-7
El apóstol Juan sustenta la tesis de que Dios es luz, enseñanza que aprendió de Jesús el Maestro. Compara la luz que es Dios, con la oscuridad que representa el enemigo el diablo, nuestro enemigo. La luz es símbolo de la santidad de Dios, es así como Juan lo revela como luz, la cual revela el pecado. Si el hombre vive en tinieblas no puede tener comunión con Dios, pero si anda en la luz puede tener esa comunión con Dios quien lo ha perdonado y declarado no culpable de sus muchas transgresiones. Si alguien vive en pecado o en la oscuridad se esconde de la verdad la cual se revela por medio de la luz (Evangelio de Juan 3:19-20).
Esa luz fue Cristo Jesús pero los hombres lo rechazaron porque preferían continuar viviendo en la oscuridad para que sus hechos no fueran descubiertos. Si alguien se dice seguidor de Cristo Jesús, y que tiene comunión con Dios pero continúa practicando el pecado sin ninguna responsabilidad de arrepentimiento y de cambiar a una vida de santidad miente, no está en la verdad de Dios y de Jesucristo, vive aún en la oscuridad.
Considéralo, porque tenemos un Sumo Sacerdote el cual se compadece de nosotros porque es nuestro mediador entre nosotros y Dios quien está pronto para perdonarnos y tener comunión con Él.
Lee 1 Juan 1:5-10