II – Hagan morir los pecados de la carne (Vv. 5-9a)  “Por tanto hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. Por esta cosas viene el castigo de Dios. Ustedes las practicaron en otro tiempo cuando vivían en ellas. Pero ahora abandonen todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. Dejen de mentirse  unos a otros”. Aquí Pablo hace un cambio, de la teología de Cristo, viene la exigencia de la ética cristiana. Consecuencias prácticas de todo su pensamiento. Comienza con una exigencia; hagan morir lo terrenal en ustedes. La enseñanza de Jesús jamás duda en exigir con cierta violencia la eliminación total de la vida de todo aquello que está en contra de Dios, porque lo malo que practica el ser humano no viene de Dios, sino de nuestra propia naturaleza contaminada y de las tentaciones de su enemigo y nuestro enemigo el diablo. El cristiano debe matar su egocentrismo; debe considerar como muertos todos sus deseos y ambiciones privados. En su vida debe haber una transformación radical de la voluntad y desplazar todo aquello que afecta a otros y a uno mismo. 

RAZONES PARA HACERLAS MORIR (V.6) 

  1. Porque pertenecen al viejo hombre. Pertenecen a nuestra vida pasada. 
  2. Porque fuimos despojados de ellas.
  3. Por el castigo de Dios. 

Antes de participar de la Cena del Señor, debemos pedir perdón por algunas de estas prácticas malas que hemos realizado o que estamos practicando. Comprometernos a dejar estos vicios que contaminan, pidiendo la ayuda del Espíritu Santo para poder lograrlo.

Lee Colosenses 3:1-17