“Antes de sufrir anduve descarriado, pero ahora obedezco tu palabra”

Salmo 119:67

LA AFLICCIÓN NOS LLEVA A COMPARTIR EL SUFRIMIENTO DE CRISTO

De manera que tengamos comunión intima con Él y estemos prontos a ver el mundo a través de sus ojos. El apóstol Pablo expresó: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mi. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí” (Gálatas 2:20).

En el sufrimiento de otros se percibe mejor cuando recordamos el sufrimiento de Cristo y eso es un elemento que nos ayuda, es útil también para ayudar a otros. Nos provoca un sentimiento compasivo, y sincero para hacer algo de bien a ellos. Hay muchos que sufren en nuestro entorno, familiares, amigos, hermanos en Cristo y conocidos que les sería de ayuda que les compartiéramos los sufrimientos de Cristo Jesus. Él tuvo el valor de enfrentar ese sufrimiento tan cruel, pero salió victorioso. Hablar de eso, disminuye la obsesión en esas personas que sufren. Infundiremos en ellos esperanza y consuelo.

Continúa…

Lee Gálatas 2:19-20