El Salmo 121, es un Salmo de los preferidos por los lectores de los salmos o de los estudiosos. Este Salmo es un poema y recitado como una oración y también cantado. Se conoce como “canto gradual”, es un estilo muy bello, es la manifestación confiada de un corazón que se alegra por su propia seguridad bajo la mirada vigilante de Aquel que es al mismo tiempo el creador de los cielos y la tierra, el guardián de su pueblo Israel y de todos los gentiles que creen en Él. El ayuda, cuida y protege son las palabras que dominan este salmo. 

El salmista quiere enfatizar sobre el amor y cuidado de Dios que beneficia a cada creyente. — El Señor Ayudará. “A las montañas levanto mis ojos, ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador  del cielo y de la tierra (v. 1). Toda ayuda siempre vendrá de Dios, al salmista lo acompaña en el valle a la distancia del Monte Sión donde se encuentra la casa de Dios. No sé tu caminar en la vida, a veces el valle es difícil, árido, desértico o pantanoso en el que sumergido te encuentras y no sabes cómo salir de la situación en que estás. “La vida en Dios, es de alternativas constantes. Cada instante aparece como un enfrentamiento en el que hemos de decidir. Lo importante es que nunca  estamos solos, porque tenemos la oportunidad de dialogar con Él, es consciente del mundo circundante”.

Debemos dialogar con uno mismo y con una persona de confianza que Dios puede usar para darnos un consejo de orientación y orar también por nosotros.

“No permitirá que tu pie resbale” (v. 3). No se trata de engendrar un falso sentimiento de seguridad, sino de estimular la confianza firme en la fidelidad de Dios. “No permitirá que tu pie resbale”, ningún mal paso en un momento de descuidado, ninguna tentación avasalladora puede afectarnos cuando confiamos y obedecemos al Señor (1 Corintios 10:13).

Continúa…

Lee Salmo 121:1-3, 1 Corintios 10:12-13