“Vengan, cantemos con júbilo al Señor; aclamemos a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante él con acción de gracias, aclamémoslo con cánticos.”
Salmo 95:1-2
Nuestra sencilla definición para la práctica de la adoración es:
“Atribuirle valía a alguien o algo”.
La adoración no es un suceso terrenal al que asistimos, sino más bien una actividad celestial en la cual participamos. Como cristianos, en nuestra adoración personal y colectiva del único Dios verdadero, le atribuimos o damos valía a Él y solo a Él. Independientemente de cuál sea el método de alabanza( cantos, declaraciones) estamos a la vez creyendo lo que expresamos de El y comunicándoselo a Él: “Dios, tú eres digno”. Con esto declaramos que El es digno y que todo y todos los demás no lo son.
La adoración es la primera disciplina espiritual de un seguidor de Cristo que ayuda a las creencias clave a pasar de nuestra cabeza a nuestro corazón.
Continúa…
Lee Salmo 95:1-7