El nunca va a permitir o aceptar representaciones imaginarias de Su persona, porque no hay en el vasto universo nada semejante a Él. Ningún ser humano por más inteligente que sea o llegue a ser un genio puede igualar a Dios, Él está sentado sobre la bóveda de la tierra y ve a los humanos como langostas, afirma el profeta Isaías. El extiende los cielos como una hermosa tela y los despliega como una tienda para morar en ella. El también convierte en nada a los “poderosos”, perversos, soberbios, dictadores, reyes, ministros, presidentes.
Es prerrogativa de Dios quitar a ellos de sus tronos y consignarlos al olvido, a un soplo de Dios desaparecen como paja. El Señor es Grandioso y todo Poderoso, llama por su nombre a cada estrella, millones y millones de ellas, algunos o muchos humanos pueden adorar las estrellas como dioses en su locura, otros buscan en los horóscopos basados en las estrellas su buena suerte o su destino terreno y en su extravío apostar a cambiar su suerte. Pero el Dios de Isaías y nuestro amado Dios, es el Gran Pastor de esas estrellas.
El es también nuestro Buen Pastor, nos cela con perfecto y eterno amor, nos conoce por nombre perfectamente, Él suple todo aquello que necesitamos y nos da vida, fortaleza, alegría, contentamiento, esperanza y vida eterna. Debemos ser siempre fieles, agradecidos y fervientes adoradores solamente de Él.
Lee Isaías 40:21-26