En este mundo pasan cosas que no tienen sentido; a la gente buena le va mal, como si fuera mala, y a la gente mala le va bien como si fuera buena. ¡Yo digo que esto no tiene sentido! Por eso digo: ¡A pasarla bien! En esta vida que Dios nos ha dado, lo mejor que podemos hacer es comer, beber y divertirnos. Eso es lo único que nos queda después de mucho trabajar.

Rey Salomón. Eclesiastés 8:14,15

Alguien dijo: “la vida es un albur”, es decir, suerte o al azar. Pero no siempre es o será así. La vida tiene un diseño divino, el hombre decide si lo acepta y cuando lo acepta, debe ser guiado por la voluntad divina. Lo que dice Salomón, no solo estos versículos, sino en casi todo el libro de Eclesiastés el cual es, una filosofía de la vida. Tiene razón, cuando dice que suceden cosas o asuntos absurdos, ya sea a nosotros o a otras personas. Parece ser, que los malos siendo malos les va muy bien en la vida y a la gente buena con una conducta intachable, responsable y sabia les va mal o de manera inconveniente en cierto tiempo. La deducción que muchos hacen es que la vida es injusta, o Dios es injusto. Mientras algunos tienen de sobra alimentos, otros no tienen un bocado durante el día. Mientras el malvado con su dinero puede corromper al juez, con el hombre pobre o personas de escasos recursos, el juicio y condena cae sobre él aunque sea inocente. Mientras hay hijos esforzados, responsables, educados con sus padres, hay hijos pródigos, empecinados es hacer el mal, groseros, irresponsable, desobedientes que hacen sufrir a sus padres. Dios jamás podrá ser injusto, el hombre es el injusto. “lo que el hombre siembra, eso también cosechará.” Que contrastes. Salomón dice que es mejor “pasarla bien”, disfrutar de la vida, con una actitud responsable en todo y en el trabajo. ¿Por qué vivir egoístamente o con avaricia?, ese tesoro guardado egoístamente, ¿para quién será? Eso dijo Jesús de Nazaret. Él ofreció “una vida abundante a todo aquel que crea en él y lo siga.” Esa vida abundante se traduce en victoria en todo lo que se hace. Además ofreció “su alegría”, para pasarla bien, vivir en contentamiento responsablemente mientras dure nuestra existencia aquí en la tierra.

¿Qué tenemos que hacer? Decidirnos a recibir a Cristo en nuestro corazón o vida interior, nos dará la salvación del alma, paz, gozo y seguridad, nuestra existencia aquí en la tierra será muy diferente y agradable.

Lee Eclesiastés 8:9-15