El apóstol Pablo escribe al joven Pastor Timoteo diciéndole: “Pero tú, permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual estas convencido, pues sabes de quienes lo aprendiste; y que desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús” (2 a Timoteo 3:14,15).
El joven discípulo del apóstol, estaba sirviendo en el ministerio pastoral gracias a la instrucción bíblica de su abuela Loida y de su madre Eunice, cuando era niño, y cuando fue un jovencito inicio su instrucción con su padre espiritual el cual le dice: “En tanto que llego, dedícate a la lectura, la exhortación y la enseñanza. Ocúpate en estas cosas, permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.”
Otro hombre muy sabio Salomón, recomienda a los padres diciéndoles: “Instruye al niño en su camino. (Correcto) Y aun cuando fuere anciano no se apartará de él” (Proverbios 22: 6).
La instrucción a los niños debe iniciarse desde la cuna, es por eso que en el templo se atiende a los bebés para iniciarlos a oír pequeños relatos de la Biblia, música adecuada, etc., así van transcurriendo sus años infantes.Dios hace a los padres responsables de la instrucción a sus hijos, porque de ello depende que perpetúen su Nombre en cada generación.
Jesús también hizo una advertencia cuando dijo en un par de ocasiones: “Dejen a los niños venir a mí, y no se lo impidan, porque de ellos es el reino de los cielos” (Evangelio de mateo 19: 14). Aquí Jesús está demandando la instrucción a los discípulos y a los padres de los niños de que los dejen tener su experiencia de recepción, edificación, y comunión con él. Los padres deben conducir a sus niños, muchachos y adolescentes a tener su experiencia de salvación en Cristo y el deber de la iglesia instruirlos con amor.