Cuando recordamos el pasado, viene a nuestra memoria rostros de personas, que conocimos o hemos visto sus rostros en fotografías o sus nombres registrados en documentos. Por ejemplo, la pionera de la obra en Chulavista. Todo comenzó en su corazón, pasión por el evangelio que el Espíritu Santo puso en ella, su nombre: Guadalupe Torres Espinoza. Recordamos a los hermanos que se reunían en este lugar, fundador o no de la iglesia. A los primeros pastores que apoyaron a la naciente congregación (misión) con la predicación: Gamaliel Orozco, Neftalí Hernández Loera, René Zapata, Tomás Vivas Pinzón, Félix García Rodríguez, Santiago Williams y otros más. La congregación se puso el nombre “El Gran Galileo”. Podemos recordar a los 27 hermanos y hermanas que formaron la iglesia Eben Ezer; así como al Concilio Examinador, compuesto por los pastores: Arturo Alarcón, Benjamín Monjarrez, Eduardo de la Flor, Isidro Cruz, José Espinoza y otros pastores, y misioneros norteamericanos. Traemos los rostros de los pastores que ha tenido Eben Ezer: Octavio Burguete Farrera, Misael Loera López, Lorenzo Montero Baeza, Rodolfo Martínez, Juan Gerardo Rubio, Mario Sáenz Ramírez (co-pastor). Recuerdo a las secretarias de actas: Lilia Cruz de Muñoz, quien por 25 años se dedicó a este ministerio. Continuaron este trabajo, Noemí Burguete Palacios, Mirna Paniagua, entre otras. Diáconos y Diaconizas, misioneros locales, misioneros americanos, rostros y más rostros; músicos que nos han bendecido con su talento. Jóvenes y mujeres que se dedicaron de tiempo completo a servir como pastores y misioneras que salieron de esta iglesia. Tesoreros y tesoreras, maestros de jóvenes y adultos, maestras de niños y Directoras de la escuela dominical, e Instituto Infantil. Hombres y mujeres que han servido en los ministerios, Uniones femenil y juvenil, programas y comisiones. Mi cabeza saturada de nombres y rostros que durante tantos años he conservado ¡Bendito sea Dios por cada uno de ellos! Algunos ya descansan con su Señor en la ciudad celestial. Gracias a cada uno de estos amados hermanos y hermanas que a lo largo de tantos años, desde 1960 cuando en un departamento ardió la pasión en una mujer de Dios.
Los que estamos en Eben Ezer nos toca continuar sin desmayar, con fe y fidelidad en favor del extendimiento del reino de Dios hasta que Cristo vuelva.
“Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla, más volverá con regocijo, trayendo sus gavillas.” (Salmo 126:5,6-v60)