¿Qué más aprendemos de este maravilloso relato del joven de Nain?:

NOS HABLA ACERCA DE LO TRISTE Y LASTIMERA QUE ES LA VIDA HUMANA

En el llanto por la muerte de un ser amado está condensado todo el dolor inmemorial del mundo. El poeta Romano Virgilio escribió: “las lágrimas de los objetos”, el dice que está en la naturaleza de las cosas, el vivir en un mundo de corazones rotos. 

En estos meses que han transcurrido en nuestro país muchos han muerto por gente despiadada, jóvenes, niños, mujeres y hombres. Hay incapacidad para llevar a la justicia a tantos criminales, que sociedad y mundo en el que vivimos, que desconcierto, que inseguridad nos provoca, porque la inseguridad es contagiosa. La muerte es muy cruel, cuando mueren inocentes o personas sin culpa alguna.

Nain, un día de camino de Capernaúm estaba situada entre la aldea de Endor y Sunem, donde el profeta Elías, siglos atrás resucitó al hijo de una viuda (2 Reyes 4:18-37) sumamente interesante que en ese lugar ya se había realizado un milagro.

PERO A LA COMPASIÓN DE JESÚS, LUCAS AGREGA SU PODER

Luego se acercó al féretro, que era una camilla cargada por cuatro hombres, la tocó: “Joven, te ordeno que te levantes”- el joven muerto se incorpora, el color vuelve a su rostro pálido, sus ojos parpadean, los abre y comenzó a hablar, y Jesús tomándolo de las manos se lo entregó a su madre, “toma a tu hijo”. “Toda la multitud, se llenaron de temor y alababan a Dios”. Ambos cortejos se unieron en alegría alabanzas.  Esta historia verídica, la leemos en el evangelio del Dr. Lucas.

Aún con lo triste que puede llegar a ser la vida, Jesucristo nos muestra su poder para impartir vida, llenarnos de alegría y cambiar nuestro llanto en gozo.

Continúa…

Lee el relato Lucas 7:11-17