LODEBAR NO ES UN LUGAR PARA VIVIR 

Si trasladamos las características de esta tierra donde vivía Mefiboset al plano espiritual:  Lodebar, era reconocida como una tierra maldita, (2 Samuel 9:4-5; 17:27; Josué 13:26) donde la palabra de Dios no llegaba, lugar para los perseguidos, los golpeados por la vida, los desahuciados, está relacionada con zonas oscuras y dolores del espíritu, una condición siniestra del alma donde nada resulta, todo es austeridad, sequedad, sedientos sin encontrar lo que puede satisfacer nuestra necesidad, momentos cuando todo es gris, ausencia de Dios en la vida de las personas que atraviesan esas etapas oscuras. Y menos soñar con un futuro prometedor. 

LODEBAR UNA TIERRA MALDITA, ¿VIVES AHÍ?

~ Has sentido alguna vez que por más que te esfuerzas no llegas a ninguna mejoría o solución.

~ Pareciera que tu trabajo no rinde fruto, tu negocio no da las utilidades necesarias.

~ Tus estudios se vuelven pesados hasta no poder,

~ Las relaciones con tu cónyuge empeoran.

~ La enfermedad no se va, por el contrario, provoca otras complicaciones.

~ Cada vez tu vida se torna gris, y la fe estacionada abajo.

Todos en alguna época o periodo de nuestra vida hemos estado en Lodebar, algunas veces épocas cortas y otras extensas.

Lodebar es un lugar que existe hoy en la mente de algunos. Emociones y realidades afectadas.

Lodebar es un lugar que te llama, te seduce, te embauca es decir te engaña, con palabras que saben a muerte, te confunden, y cuando se atraviesa el valle del dolor tiende la persona a desear quedarse en este lugar desierto, aunque es un lugar de paso.

Pero un día recibimos el llamado de Dios, como lo hizo el Rey David con Mefiboset, Dios te dará el oportuno socorro, aliviará tus penas y tus cargas, te sostendrá y apoyará, te vindicará y te pondrá en el lugar cómodo, volverás a reactivar tu fe y el gozo del Señor vendrá a tu vida. Todo problema se solucionará. No pierdas la esperanza. Recuerda, Lodebar es de paso.

Un día cuando Dios lo desee nos llamará a su Palacio para vivir con El, como sus príncipes herederos con Cristo y los sinsabores de esta vida terrena nunca más nos alcanzarán. Cristo ganó nuestra victoria.

Lee 2 Samuel 9