Hay dos pasajes en el Nuevo Testamento que tratan específicamente con el tema de la inspiración. El primero es 2 Timoteo 3:16 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para reprender, para corregir, y para instruir en la justicia.” La frase “inspirada por Dios” es una sola palabra en el griego, >teopneustos< y significa literalmente, -inspirado por Dios-. Esto quiere decir que las Sagradas Escrituras fue exhalada por Dios e inhalada por las mentes de los hombres por obra del Espíritu Santo. Clemente de Alejandría en el siglo Segundo y Orígenes, en el siglo tercero, emplearon esta palabra con referencia a las Escrituras Sagradas.

El segundo pasaje en el Nuevo Testamento es 2 de Pedro 1:21, “Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sí que los profetas hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo.” Los autores humanos de la Biblia fueron llevados por el Espíritu Santo a un nivel más alto de entendimiento espiritual, a fin de impartirles la verdad divina para que puedan comunicarla a sus prójimos. Este pasaje sugiere tres grados de inspiración para las diferentes secciones de la Biblia.

1o. Hay la verdad eterna que el intelecto humano no podría llegar a conocer por ninguna otra manera —“inspirado en”; es decir, exhalada por Dios e inhalada por los corazones y mentes de los escritores.

2o. Algunas porciones de la Escrituras Sagradas fueron dictadas palabra por palabra, como sucedió con la Ley dada a Moisés en el Monte Sinaí. Pero otras partes de la Biblia fueron solamente “administradas a ellos bajo la dirección divina.” Ejemplos de estas últimas son las tablas genealógicas de los primeros nueve capítulos de I Crónicas y otros documentos históricos, que los autores incorporaron en sus escritos por la dirección del Espíritu.

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