Es la creación de nuevo en lo interior de la naturaleza humana caída, por la acción del Espíritu Santo.

Juan 3:5-8

La Biblia concibe la salvación como la renovación redentora del hombre sobre la base de una relación restaurada con Dios en Cristo y la presenta como que involucra “una transformación radical y completa obrada en el alma (Romanos 12:2; Efesios 4:23) por Dios el Espíritu Santo (Tito 3:5, Efesios 4:24), en virtud de la cual llegamos a ser “hombres nuevos” (Efesios 4:9; Colosenses 3:10), ya no conforme a este mundo sino creados según la imagen de Dios en conocimiento y santidad de la verdad.

REGENERACIÓN 

Ese, nuevo nacimiento por medio del cual comienza esta obra de nueva creación, así como la santificación es el crecimiento por medio del cual continúa (1 Pedro 2:2). La regeneración en Cristo cambia la disposición de egocentrismo sin ley y sin Dios que domina al hombre en Adán por una disposición de confianza y amor, de arrepentimiento por la rebeldía e incredulidad del pasado y una amante conformidad con la ley de Dios de allí en adelante. Ilumina la mente ciega para discernir las realidades espirituales (1 Corintios 2:14-15) y libera y da poder a la voluntad que era esclava para que libremente obedezca a Dios (Romanos 6:14,17-22). El uso del nuevo nacimiento para describir este cambio enfatiza dos hechos al respecto.

El Primero es su carácter decisivo. El hombre regenerado para siempre deja de ser el hombre que era, su vida antigua ha pasado y ha comenzado una nueva vida, es una nueva criatura en Cristo sepultado juntamente con Él fuera del alcance de la condenación y ha resucitado con Él a una nueva vida de justicia. (Romanos 6:3-11; Colosenses 3:9-11)

El Segundo hecho enfatizado es el monergismo de la regeneración. El bebé no induce ni coopera con su propia procreación y nacimiento, tampoco pueden quien están muertos en “delitos y pecados” provocar la operación vivificadora de, Espíritu de Dios dentro de ellos (Efesios 2:1-10). La vinificación espiritual es un ejercicio del poder Divino libre y misterioso para el hombre (Juan 3:8), imposible de explicar en función de una combinación o cultivo de los recursos humanos existentes (Juan. 3:6), que no es causada ni inducido por ningún esfuerzo humano (Juan 1:12-13), ni por méritos (Tito 3:3-7), y por lo tanto, no se puede igualar ni atribuir a Israel alguna de las experiencias, decisiones y actos a los cuales da origen y por los cuales se podría saber qué ocurrió.

Si no has experimentado la regeneración o nuevo nacimiento, acude en oración a Dios pidiendo el perdón de tus pecados por los méritos de su Hijo Jesucristo y pide que el Espíritu Santo te regenere tu alma e invita a Cristo a entrar en tu ser. Da gracias por tu nuevo nacimiento y procura crecer por el alimento que es la palabra de Dios, por las oraciones que te llevan a una comunión con Dios como Padre y adquiere la disciplina de asistir a su casa para ser edificado por la palabra de Él por medio de la predicación y la enseñanza, así como por el compañerismo de otros creyentes nacidos de nuevo. Busca el consejo del pastor o de algún otro líder de la iglesia.

Lee Efesios 2:1-10