Estamos conscientes de nuestra mexicanidad, y nos unimos a la celebración del 213 aniversario de la independencia de nuestro querido México, tierra de promisión que Dios nos dio para el bien de los que la habitaran. Desafortunadamente esta tierra cayó en el poder de una nación poderosa cuya codicia expansionista colonizó por la fuerza tierras americanas, en su afán imperialista.

El emperador Moctezuma Xocoyotzin gobernaba el imperio azteca, a la llegada de los conquistadores españoles, Moctezuma confundió a los hispanos con los dioses barbados de la leyenda de Quetzalcóatl y no se atrevió a enfrentarse a ellos. Los recibió con una grata bienvenida y ofreciéndoles todo tipo de regalos. Poco después Cortés, en un golpe de mano, hizo prisionero a Moctezuma y se adueñó de la situación. Tras la caída del imperio azteca, en 1521 se creó el virreinato de Nueva España, la más vasta colonia española. La época colonial duro casi 3 siglos.  El descontento de los criollos, la explotación de los indios, el hambre de la clase trabajadora, la idea infiltrada de la revolución francesa y la independencia de los Estado Unidos de Norteamérica contribuyeron a crear una conciencia pública contra España, que fue canalizada primero por un grupo intelectual leales a México. Agregándose Miguel Hidalgo y Costilla, y dar libertad a nuestra tierra y a nuestro pueblo. ¡Bendito y glorificado sea Dios!

En 1864 los mexicanos comenzaron a ser libres en Cristo, porque el evangelio de Jesús comenzó a predicarse en el norte del país por el aguerrido y hombre de fe el misionero bautista Don Santiago Hickey, de origen inglés. Los primeros creyentes fueron los hermanos Uganda. Organizándose la Primera Iglesia cristiana evangélica en el país, con el nombre Primera Iglesia Bautista, en la ciudad de Monterrey N.L. En el mes de julio 2014 celebraron 150 años.

La llegada del genuino evangelio de Jesucristo y no la caricatura que trajeron los españoles, era predicada a pesar de la oposición del clero, a pesar también del sufrimiento de los nuevos creyentes. Esa persecución terminó con las leyes de reforma que proclamó el Presidente Benito Juárez. Continuó la lucha clerical contra los evangélicos, los creyentes indígenas fueron perseguidos, algunos fueron asesinados y aun en nuestros días algunos son perseguidos en su comunidad. El evangelio fue extendido por todo el país. Cada año crecía más y más y continúa creciendo el número de creyentes en Jesucristo. Las diferentes denominaciones evangélicas de Norteamérica hicieron lo propio para que el evangelio estuviera accesible a nuestros compatriotas. Los cristianos de las diferentes confesiones evangélicas han hecho grandes esfuerzos e inversiones de recursos humanos y financieros.

Ahora podemos decir, México está siendo libre por Cristo y México será para Cristo. Todos los seguidores de Él que somos libres verdaderamente debemos participar en la evangelización de más mexicanos. Esa debe ser nuestra oración.

Lee Juan 8:36