Todo ser humano enfrenta situaciones difíciles en su peregrinar por la vida. Algunas provocan dolor, angustia, enojo, miedo y suicidio. ¿Cómo podemos enfrentar esa tempestad que nos agobia? ¿Es una enfermedad peligrosa, un asunto de familia, una difícil situación en el trabajo o en el negocio, problema económico o algo más que está afectando tu persona?

La lectura de ese episodio en la vida de los discípulos de Jesús enfrentando una tempestad, nos ayudará a encontrar la solución a la nuestra si la tenemos o a prepararnos cuando ella se presente. Es un asunto de tomar la decisión adecuada, dependerá de ti. Estas son algunas de ellas:

  • Claudicar ante la tempestad, darte por vencido.
  • Tener una actitud de negación. Esto no me está sucediendo, estoy exagerando.
  • Afrontarla según nuestras posibilidades. Lucha incesante hasta llegar a la desesperación y al pánico.

Estas tres posibilidades la consideraron los discípulos y las creyeron, a pesar de que algunos de ellos eran pescadores ya habían estado en otras ocasiones en ese mismo mar. La desesperación, el pánico y el miedo de morir les hizo gritar porque se ahogarían. Buscaron a Jesús el Señor, como su única esperanza para sobrevivir.

La opción de buscar a Jesús es una buena y excelente decisión.

Acude a Jesucristo. Aunque te exhorte como lo hizo con los amedrentados discípulos diciéndoles: “¿dónde está su fe?” Aunque te asombre su poder de ayuda y te cause temor. Él puede con nuestras tempestades. Es el Dios de lo imposible, todo lo puede solucionar y después produce la paz que nuestro ser necesita, eso experimentaron sus discípulos después del milagro y continuaron su travesía por ese lago con seguridad, hasta llegar al lugar deseado.

Confía en él y tendrás la victoria ante tu tempestad.

Lee la historia Lucas 8:22-25