El apóstol Juan fue el autor de las cartas que llevan su nombre. En su primera carta su propósito es la comunión y plantea algunos principios para disfrutar esa genuina comunión con Dios en el capítulo 1:5 al 2:11. 

El primer principio de la comunión es: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad.”  Juan 1:5 al 2:2

Juan había escuchado a Jesús decir: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”  (Evangelio de Juan 8:12),  en el evangelio lo repite una y otra vez, así como en el libro de Apocalipsis. Así que por convicción expresa lo que cree de Dios, El es luz, esto revela su santidad, esta perfección de su naturaleza divina tiene que ver con el pecado y la comunión. Dios exhibe el pecado del hombre, lo rechaza y lo condena, si el hombre o la mujer que quieren tener comunión con Dios tiene que tener la misma actitud, rechazar y reprobar  el pecado. Porque es necesario que los hijos de Dios tengan una semejanza a su Padre en cuanto a una vida de pureza o santidad de vida. Juan usa expresiones repetidas y enfáticas en las cuales el también se incluye como: nosotros, decimos, tenemos, andamos. Juan acusa a aquello que han perdido contacto con las realidades espirituales y con el Señor. No se puede afirmar que tenemos comunión con Dios si vivimos en tinieblas, es aberrante. “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad” (1:6).

Los pastores de iglesias locales observan a los creyentes que algunos fingen ser espirituales y maduros en Cristo porque siguen participando de actos o acciones de desobediencia a la Palabra de Dios, o a Dios mismo. No es andar según la luz, es andar en la luz y sugiere que el cristiano es sensible a la luz de Dios y de Cristo. Juan no considera que los seguidores de Cristo sean personas sin  pecado, aún cuando  anden en la luz y por eso aconseja que creamos “que la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Porque la depravación humana nos convence de que no estamos libres de pecado, aunque no estemos conscientes de nuestros errores. Si tenemos comunión con Dios entonces su luz será una influencia que controla y a continuar firme en nuestra dependencia en su Espíritu.

Continúa…

Lee 1 Juan 1:5 – 2:2