“Había un hombre rico que se vestía con ropas muy lujosas y hacía fiestas donde servían espléndidos banquetes. Junto a la puerta de su residencia se sentaba un mendigo llamado Lázaro. Tenía la piel cubierta de llagas y hasta los perros se las lamían. A él les habría gustado llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico…”

Lucas 16:19-21

Jesús narró varias parábolas con el propósito de enseñar verdades morales, espirituales, sobre el reino de Dios y el destino del hombre después de la muerte. Esta parábola del rico y Lázaro como se la conoce, dicen los estudiosos de la Biblia que es, una historia verídica, porque Jesús conocía antes de su encarnación como segunda persona de la Trinidad el destino de los hombres. 

Dice la Escritura Sagrada en la carta universal a los Hebreos: “Está establecido que los hombres mueran una sola vez y después el juicio.” Por lo tanto, todo mortal, hombre o mujer tenemos que morir biológicamente, el cuerpo será sepultado o incinerado pero el alma o espíritu tiene que ser trasladado al lugar que le corresponde según la determinación de Dios por no haber aceptado el plan de salvación y el propósito de vida que Dios determinó para el ser humano. Desde Adán hasta Cristo, los seres humanos al morir su espíritu descendían al sheol o al Hades, fuera al lugar de los justos o seno de Abraham o al de los injustos. La evidencia lo vemos en esta historia, Lázaro está junto al patriarca Abraham y el hombre rico en el lugar de tormento, ninguno puede salir del lugar donde se encuentra. Cuando Cristo murió, fue al lugar donde se encontraba Abraham y muchísimos justos desde Adán, para darles la noticia de que saldrían de ese lugar, porque Él resucitaría y se los llevaría con Él a su gloria celestial habiendo cumplido con su muerte el plan de Dios en favor del hombre. A partir de este evento por la resurrección del Señor Jesucristo, ninguna persona creyente o seguidor de Cristo va al Hades, solamente los escépticos, los idólatras, ateos y toda persona que rechaza el evangelio y a Cristo como el Hijo de Dios, el único mediador entre Dios y el hombre. Este hombre al morir va al lugar de tormento el lugar de los injustos a donde estaba el rico de la historia. Todos ellos esperan el juicio de Dios hasta cuando Jesucristo regrese a la tierra.

¡Cuidemos nuestra salvación con temor y fidelidad!

Lee la Parábola de El rico y Lázaro: Lucas 16:19-31