“Pues así como cada uno de nosotros tiene un solo cuerpo con muchos miembros, y no todos estos miembros desempeñan la misma función, también nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás. Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe;”
Romanos 12:4-6
Cuando tomamos la valiente decisión de atravesar la línea de la fe y aceptamos la oferta de salvación de Dios mediante la gracia y la misericordia de Cristo, el Espíritu Santo nos da uno o varios dones espirituales, los cuales nos ofrece del tesoro de Dios de cualidades rectas. No tenemos que pedírselos pues El los da libremente provenientes del corazón del Padre.
Cuando el creador nos forma en el vientre, moldea nuestra personalidad y nuestras capacidades, y también nos da talentos a fin de usarlos para nuestra satisfacción personal y el beneficio del mundo. Si alguien puede cautivar audiencias con su voz para cantar, sorprender con invenciones intelectuales de arquitectura o moda, o emocionar con una capacidad atlética, esas cosas han sido puestas en el cuerpo y el alma desde la concepción. Esos alientos y capacidades pueden sin duda ser usados para la gloria de Dios, pero millones de personas los utilizan solamente para la gloria personal. Cuando alguien se convierte en cristiano, Dios le da un nuevo propósito a los talentos innatos con los que El creo a esa persona al nacer, de modo que sean utilizados para cumplir sus propósitos mediante su iglesia. Sin embargo también es cierto que Dios deposita un don o dones espirituales en una persona cuando el Espíritu Santo hace residencia en el o ella.
Esos dones junto con la singularidad de su personalidad y los talentos recibidos al nacer son utilizados para un propósito elevado y eterno.
Al igual que sucede con la comunidad bíblica los dones espirituales afectan fuertemente tu relación con Dios y los demás.
Dios te ha dado un don divino cuando es utilizado según tu personalidad única y por medio de ella tus capacidades e intelecto y vigorizado por su Espíritu Santo, Dios ciertamente producirá resultados sobrenaturales que están muy por encima de lo que podrías pedir o imaginar que El haría nunca.
Lee Romanos 12:4-8