“Cuando vayas a la casa de Dios, cuida tus pasos y acércate a escuchar…”

Eclesiastés 5:1a

Buscar a Dios en el lugar del culto público es loable. En el Antiguo Testamento se hacía la convocación para la adoración y los sacrificios en el templo. Toda la vida de la comunidad estaba centrada en ese lugar, inclusive en los asuntos políticos y aún en la defensa de la ciudad o del país,  para las indicaciones de la estrategia militar de defensa o de ataque. La proclamación de la profecía por parte de hombres selectos por Dios giraba en ese lugar.

En la época del Nuevo Testamento o en ciertos años del primer siglo continuaba en el templo. Cuando la diáspora se da a partir de la ocupación imperialista de Roma en la ciudad de Jerusalén, en las diferentes comunidades de judíos en el vasto imperio romano habían sinagogas, era el lugar de adoración y estudio de la Ley y su explicación. La necedad de los individuos asistentes podían interrumpir mientras se realizaba la actividad; es por eso el consejo sabio del Rey Salomón. 

En los templos o casas de oración es muy importante darle prioridad al culto a Dios, a Jesucristo, en el Espíritu Santo con reverencia y orden, sin que nos perturbe la crítica de los irreverentes. Debemos tener sentido de conciencia que vamos buscando a Dios, deseando recibir bendición espiritual y la solución a nuestros desórdenes emocionales, así como el apoyo de Él por medio de Cristo a nuestras necesidades. Por lo tanto, es mejor acercarnos  para escuchar mejor la palabra de Dios para salir edificados, oír mejor al que nos preside para poner en práctica lo que escuchamos.

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