¡Cuán bueno, Señor, es darte gracias y entonar, oh Altísimo, salmos a tu Nombre; proclamar tu gran amor por la mañana, y tu fidelidad por la noche, al son del decacordio y de la Lira; al son del arpa y del salterio! Tú, Señor, me llenas de alegría con tus maravillas; por eso alabaré las obras de tus manos.

Salmo 92:1-4

Este hermoso y bello Salmo de autor anónimo, tiene catorce versos, vale la pena leer todo el Salmo porque además de darle alabanza a Dios por sus bondades y otros motivos, habla de las obras imponentes que El ha creado y reprocha que los insensatos, incrédulos y necios no saben nada, porque no tienen una relación con Dios como el creador de todo, incluyéndolos a ellos.

Desde el principio menciona los instrumentos musicales con los cuales puede alabarlo, proclamando su amor de cada día y la fidelidad del Señor por las noches. Las obras de Dios son imponentes y sus pensamientos son profundos. La gente incrédula o escéptica, impíos, malhechores y los enemigos de Dios todos serán destruidos cuando venga el juicio final en que todos los seres humanos tendrán que comparecer ante el Juez Justo y Supremo Dios. Sólo los creyentes en Dios y adoptados como hijos por medio de Jesucristo serán salvos de esa ira venidera y no vendrán a condenación como los otros.

Hay en este Salmo la promesa de que los justos florecerán, crecerán en su relación y comunión con Dios. “Aun en la vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos para proclamar que: El Señor es justo.“

Nos toca a nosotros sus hijos proclamar y compartir que Dios es justo, en Él no hay ninguna injusticia, es veraz, justo y equitativo. Además es perfectamente santo, no hay nada que lo afecte. Es una actitud agradable de sus hijos redimidos por Cristo reconociéndolo como Roca. Jesús el Señor es la Roca de los siglos en quien podemos confiar para estar seguros en el presente y en el futuro. En todas las circunstancias debemos dar gracias a Dios, alabarlo y compartir su gran amor con nuestros semejantes cada día. También reconocer y hablar de su fidelidad. La música y los cantos que le ofrecemos al Señor nuestro Dios le agradarán, es una manifestación de nuestra gratitud por su amor y sus bondades.

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