Yo recibí del Señor lo mismo que les trasmití a ustedes: Que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: “Este pan es mi cuerpo, que por ustedes entrego; hagan esto en memoria de mi”. De la misma manera, después de cenar, tomó la copa  y dijo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella, en memoria de mi”. Porque cada vez que comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga.

1 Corintios 11:24-26

Linda remembranza de la cual todos los seguidores de Cristo Jesús la han practicado desde que Jesús la instituyó en el Aposento Alto en la ciudad de Jerusalén. Ahí celebró la cena de la pascua con sus discípulos, antes de su arresto. Nunca se les olvidó esta ordenanza a los apóstoles y discípulos, ellos la practicaron y la enseñaron a otros líderes incluyendo al apóstol Pablo. Él la enseñó a las iglesias establecidas por su trabajo misionero. Dejó escrito esta ordenanza en la carta enviada a la iglesia que estaba en la ciudad de Corinto, y gracias al Espíritu Santo está carta se conservó de generación en generación, transcrita en las versiones de la Biblia en diferentes idiomas hasta las versión en el idioma español, así nos llegó a nosotros.

Jesús explica de manera explícita los simbolismos: el pan simboliza su cuerpo que fue entregado para la salvación espiritual de sus seguidores. El vino simboliza su sangre del pacto hecho por Él derramada en favor de sus creyentes para perdón de pecados. Además Jesús pidió que cada vez que tomáramos este pan y bebiéramos el vino: “se proclama su muerte hasta que el regrese a este mundo.”

La palabra nos enseña, que el pan y el vino son simbolismos y no que creamos que se coma el cuerpo y se beba su sangre en la práctica de esta Cena. No hay ninguna transformación de estos elementos. Tampoco confieren alguna gracia espiritual o que se obtenga ciertos méritos. La obediencia a esta Cena del Señor es la manera de recordarle por su muerte en la cruz. El lo dijo: “Háganlo en memoria de mi’. Nuestra obediencia a Él, debe ser, el participar de Su Cena cuantas veces tengamos oportunidad.

Lee 1 Corintios 11:23-30