Los judíos deportados a Babilonia, muchos regresaron a su tierra amada Israel, al ver su capital Jerusalén en ruinas incluyendo el Templo del Dios de Israel se pusieron a llorar, al transcurso de los días comenzaron a reconstruir las murallas, el Templo y sus casas y otras ciudades. Al llegar el mes séptimo todo el pueblo ya estaba establecido. Un día se reunieron todos en la plaza principal de Jerusalén y escucharon toda ley de Dios que el sacerdote Esdras iba leyendo y 12 varones escogidos iban explicando la palabra del Señor y el pueblo respondía con “Amén”. Cuando terminó la lectura el pueblo se puso a llorar. El Gobernador Nehemias tomó la palabra diciéndoles: “Ya pueden irse. Coman bien tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado al Señor (Dios). No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza.”

Libro de Nehemias

En medio de situaciones caóticas como: problemas, sinsabores, bancarrota, enfermedades, enemigos al asecho y otras más el pueblo de Israel salió victorioso porque la fortaleza, la ayuda de Dios siempre vino en su auxilio y el gozo de Él fortalecía sus vidas, disfrutaban de paz y bienestar.

La promesa de Nehemías es también para nosotros como hijos adoptados por Dios por medio de su Hijo Jesús el Cristo. Todos enfrentamos situaciones difíciles nadie se escapa aún los niños y los jóvenes. A veces golpea a nuestro hogar la desgracia, la escasez, falta de trabajo, enfermedades difíciles, y en algunos casos la muerte golpea y se lleva a un ser amado. Parece que no hay solución ante esos males, eso es la mentira del maligno y en ciertas ocasiones caemos en ese pensamiento alejándonos de la comunión con nuestro Padre celestial creyendo que no le importa nuestra situación. Nos olvidamos de sus promesas, del gozo de Él que es fortaleza al que sufre.

Jesús ofrece la solución a nuestros incómodos problemas: “Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré. Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré algo Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre” (Evangelio de Juan 14:15-16). “Si permanecen en mi y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. Les he dicho esto para que tengan mi gozo y así mi gozo sea completo” (14:7-11).

Tanto el Padre como el Hijo nos ofrecen la solución a nuestras necesidades o situaciones embarazosas y nos repiten una y otra vez que recibamos su gozo, gozo que nos fortalece, nos da una vida de contentamiento. No sufras sólo o sola, Dios está de nuestra parte, sólo búscalo y confía en Él, hazlo por medio de Cristo Jesús nuestro Mediador e Intercesor.

Lee Juan 14:11-17