Resolución seis:

Un Corazón Generoso.

“Del Señor es la tierra y su plenitud y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan.” — Salmo 24:1

La generosidad es una virtud que pocos tienen, regularmente el ser humano es egoísta desde su nacimiento. El ser generosos nos convierte en imitadores de Dios. Él fue generoso, dador supremo al crear el universo, esta tierra que habitamos con todos sus recursos, fue generoso al darnos la existencia, aún más generoso al dar a su único Hijo Jesucristo en rescate por nuestra salvación espiritual, enajenada por nuestros pecados y aberraciones. Cristo no escatimó absolutamente nada al darse por amor a nosotros. Durante tres años y medio el sanó enfermos, hizo milagros en personas necesitadas, rompió las barreras sociales y religiosas para que todos fueran beneficiados, incluyendo su vida espiritual en una relación con Dios su Padre. Ayudó a mujeres marginas por haber caído en la prostitución, hombres marginados. Por eso es que Dios en su palabra, la Biblia, nos invita a ser generosos en varios aspectos para llevar esperanza y alivio a otros en sus tribulaciones. La generosidad está asociada al altruismo, a la solidaridad. Por ejemplo:

  1. Actuar en tiempos de emergencia.
  2. Hacer voluntariado.
  3. Compartir con otros ideas, consejos, orientación, etc.
  4. Ayudar a personas necesitadas con alimentos.
  5. Hacer donaciones a quien lo necesitan o a los organismos privados para cierta causa.
  6. Donar sangre a enfermos imposibilitados para adquirirla.
  7. Cuidar enfermos.
  8. Cuidar el medio ambiente o formar parte de un grupo que trabaja con este fin.
  9. Los cristianos debemos dar para extender la obra de Cristo en las vidas de las personas.

Hay ciertos beneficios cuando somos generosos: somos más felices. Apreciamos más las cosas. Somos más longevos por la justicia de Dios. Emocionalmente más positivos. Nuestra vida con Cristo es más eficiente y creciente. Al ser generoso somos ejemplo a otros, dejamos huella y somos más apreciados.

Continúa…

Leer Proverbios 22:9; 2a. a los Corintios 9:7