Para algunos la vida es un albur, para otros no tiene sentido, para otros es aburrida, para otros más es fascinante.

Para los que opinan que la vida no tiene sentido es por las manifestaciones de los asuntos embarazosos que se presenta en algún momento, los cuales son muy lamentables, tristes y difíciles de sobrellevar. El sabio Salomón escribió: “En la tierra suceden cosas absurdas, pues hay hombres justos a quienes les va como si fueran malvados, y hay malvados a quienes les va como si fueran justos. ¡Y yo digo que esto es también un absurdo!”

El infortunio le pega a cualquiera repentinamente. No se comprende el por qué de la adversidad; hay algunas personas que no pueden aceptar el que todo pasa por algo. Dios en su infinita sabiduría nos creó con un propósito, mientras el hombre y la mujer no acepten o no descubran ese propósito en su vida, será una fatalidad su existencia, porque el tiempo de vivir es breve.

Desde que el hombre existe sobre la tierra el mal está presente porque somos criaturas débiles, imperfectas, estamos muchas veces indefensos ante la maldad, la impiedad, la violencia, ante sistemas de gobiernos corruptos. Tenemos que comprender que lo malo que nos ataca no viene de Dios viene de nuestras circunstancias o de la mala actitud de otros. Tampoco la pobreza viene de él. De Dios viene todo lo bueno, lo justo y lo agradable de la vida. Ese propósito en nosotros que Él puso en nuestro ser, es vivir bajo su voluntad, temor reverencial, obediencia y servicio. Su cumplimiento le satisface, nos bendice, nos sentimos en plenitud, con una vida contenta, satisfecha. Todo lo que llegue a nuestra vida comprenderemos que “todo pasa por algo”, al descubrirlo, debemos dar gracias a Dios, Él nos dará la salida ante lo inconveniente, el sufrimiento, la prueba de fe. Su protección es continua. “Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán  las aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrazarán las llamas. Yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel” (profeta Isaías 43:2-3a.).

Lee Isaías 43:1-4