Yo anuncio el fin desde el principio, desde los tiempos antiguos, lo que está por venir. Yo digo: mi propósito se cumplirá y haré todo lo que deseo.

Profeta Isaías 46:10

Muchas personas piensan que los asuntos personales, experiencias familiares, eventos nacionales e internacionales, así como las catástrofes son por casualidad, por mala suerte, o porque era necesario que sucediera. El único que conoce nuestra realidad o la realidad del mundo es el absoluto Dios, creador, regidor y sustentador. Sus leyes naturales deben ser inquebrantables, la conducta de los seres humanos en forma negativa tienen un precio a futuro.

Los judíos del tiempo del profeta Jeremías creían  que podían salirse con la suya, no les importaba lo que Dios opinara o considerara sobre su mal proceder. Dios, por medio del profeta Isaías y por otros profetas portadores de la palabra de Dios, les advirtieron que la desobediencia, deslealtad y mal comportamiento pecaminoso tiene un precio alto que hay que pagar, a menos que haya un verdadero arrepentimiento de su conducta y buscar a Dios para ser perdonados.

Este mensaje también es para nosotros los creyentes y seguidores de Cristo Jesús, el perfecto hombre, solo por medio de él podemos acudir a Dios Padre buscando su perdón cuando sincera y honestamente nos hemos arrepentido de nuestro mal proceder. No lo olvidemos, Dios tiene un plan preconcebido desde antes de la fundación de este mundo, Él señala los tiempos, conoce de antemano lo que va a suceder en las naciones, el mundo natural y en nuestra vida personal. Él cumple siempre su propósito en la existencia de cada ser humano, Él da y quita la vida a quien quiere bajo su decreto ya preconcebido. Lo recomendable es, que no tratemos de ser más inteligentes y más sabios que Dios, somos criaturas y debemos sujetarnos a su voluntad, nos conviene esta sujeción porque a Él le agrada. Quien le obedece en todo tiene su favor y su misericordia cada día. Considéralo y acepta el consejo. Vivamos haciendo su voluntad.

Lee Isaías 46:8-13