Siendo Jesús un verdadero ser humano, pero sin pecado alguno, toda tentación del maligno no lo hizo caer. “Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado”( Hebreos 4:15)

El hombre es una misma esencia, no puede ser cambiado, esta forma no le puede ser quitado. Las características y capacidades del hombre le son innatas, incambiables e inalterables. Se describe la parte del hombre que a pesar de todos los cambios, posibilidades y circunstancias, sigue siendo el mismo humano con la misma naturaleza imperfecta por eso necesita de Jesús el Señor y Salvador. Lo necesitamos porque somos incapaces de solucionar el problema de nuestros pescados, somos culpables y si no buscamos a Cristo seremos condenados:

“Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios” (Juan 3:17-18).

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Lee Hebreos 4:14-16