V. —Perspectivas Diversas Sobre La Vida.

Dios controla el tiempo para todo, eso dice Salomón y otros escritores en la Biblia. La vida del hombre está compuesta de penas, alegrías, de triunfos, fracasos, de trabajo y de reposo. El hombre y la mujer sabios ven que así debe ser. Como el tiempo lo fija Dios, la sabiduría del hombre y de la mujer consiste en ponerse en sintonía con Dios para saber que hacer en cada caso. Dios lo ha dispuesto todo, el hacer esto y el hacer aquello, cada tarea tiene su tiempo, cada experiencia humana es la razón de ser; “Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando te lleguen los malos tiempos, piensa que unos y otros son obra de Dios y qué nadie sabe con qué habrás de encontrarse después” (Eclesiastés 7:14). En ciertos momentos es tiempo de reír y debemos hacerlo con gratitud a Dios (Salmo 118:24). El apóstol Pablo recomienda: “Alégrense con los que están alegres“ (Romanos 12:15a). “…mañana, si es tiempo de llorar, lloremos con esperanza en Dios (Jeremías 13:17). Jesús dijo: “Dichosos los que lloran, porque serán consolados” (Mateo 5:4). 

Hoy, goza de tu salud, mañana si eres presa de la enfermedad, que no sea para muerte, tengamos paciencia, fe y esperanza. El apóstol Pablo se encontró con este problema en su vida y lo solucionó comprendiendo que: “las revelaciones y los aguijones en la carne” servían ambos al propósito de Dios en su vida y en su trabajo para el reino de Dios (2 Corintios 12:7-9).

Hay dos maneras de enfrentarnos con esta realidad:  el bien que nos llega y al mal que se presenta, actuemos con fe en el Señor porque sin fe será muy difícil de llevar. Lo que el tiempo o la vida nos diga dependerá de nuestra fe en Dios. El apóstol Pablo nos recomienda: “Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor” (Carta a los Efesios 5: 15-17). El tiempo, como nuestra vida no nos pertenecen, es un don de Dios, a Él daremos cuenta.

El tiempo es de sumo valor y de gran importancia, debemos aprender o continuar administrándolo con sumo cuidado, vivir sin estrés. Cuando asistes a una reunión o a otra actividad en otro lugar y de repente te das cuenta que no has oído ni una palabra del orador o del que está enseñando en los últimos 4 minutos; ¿no te has sorprendido soñando despierto cuando deberías estar atento a esa persona que está hablando?, hemos dejado que nuestra mente se deslice en otras direcciones. El mantenernos atentos es trabajo difícil para algunos que están atravesando algún problema. A partir de hoy si Dios nos permite vivir, administremos mejor nuestro tiempo, es nuestra vida. Al despertar en la mañana entreguemos a Dios nuestro día.

Lee Eclesiastés 7:13-14, 2 Corintios 12:7-10