Encamíname en tu verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios  y Salvador; ¡en ti pongo mi esperanza todo el día!

Salmo 25:5

Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor!

Salmo 27:14

¿Acaso hay entre los dioses falsos alguno que pueda hacer llover? Señor y Dios nuestro, ¿acaso no eres tú, y no el cielo mismo, el que me da los aguaceros? Tú has hecho todas estas cosas; por eso esperamos en ti.

Profeta Jeremías 14:22

Dios nos ha dado lindas promesas, ¿pero acaso es muy fácil esperar su cumplimiento en nosotros cuando le pedimos su ayuda o le rogamos?  Deseamos que no se tarde o que sea rápido en recibir esa respuesta, nos falta ser más pacientes. Dios no nos ha olvidado como hijos, Él responderá en su tiempo conforme a su voluntad, pero su palabra la empeñó en sus promesas, entonces ¿por qué preocuparnos y desesperarnos?

El salmista expresa ante sus ruegos al Señor “en ti pongo mi esperanza todo el día”. Después en los siguientes versos nos exhorta diciendo: “Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo…” un buen consejo con tres indicaciones: esperanza de que me responderá cuando Él lo decida; tener valor, para no tener temor ante esa situación que estoy viviendo, el Señor tiene el control; cobra ánimo. Importante en esa situación, no desesperar ni impacientarnos, si lo hemos pedido debemos recupera el gozo de Cristo.

El profeta Jeremías dice: que Dios tiene el control de todo, aún de la lluvia, por eso debemos esperar en Él. La prueba más difícil es esperar el cumplimiento de la palabra de Dios en nosotros, por lo tanto, pidamos paciencia sin perder el ánimo y el gozo del Señor, Dios responderá.

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