La pascua fue la primera fiesta anual que instituyó Dios para que el pueblo de Israel la celebrara. El sustantivo > pesah < se deriva del verbo > pasah < que significa “pasar sobre”, en el sentido de salvar o librar a alguien de algo, “saltar” (Éxodo 12:12,13). Históricamente, la Pascua está relacionada con la décima plaga; la muerte de los primogénitos en Egipto, para que Faraón permitiera la salida del pueblo de Israel. Moisés instruyó al pueblo en el sentido de preparar un cordero para cada familia. La sangre del cordero debía untarse en el dintel y los postes de la puerta (Éxodo 12:7). La sangre sería la protección para la familia de la casa, particularmente para el hijo primogénito.  A partir de esa primera vez el pueblo de Israel celebró la pascua como un deber y remembranza.

El mes de Nisán (Abib) corresponde entre los meses de marzo y abril, pero no coinciden las fechas de la pascua y la semana santa por la alteración que hicieron los romanos por aborrecer toda fiesta de los judíos. La muerte de Cristo en la semana de la pascua fue tenida como muy significativa por los seguidores de Cristo posteriormente, Juan dice en su evangelio, que Juan el profeta se refirió a Jesús, como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (1:29). El apóstol Pablo habla de Cristo como de “nuestra Pascua” (1 Corintios 5:7).

Estamos iniciando la semana de remembranza del sacrificio de JESHUA, (Jesús) el Mesías Salvador de su pueblo y de todos los gentiles que han creído en Él; que estos días sean de reflexión y no de diversión. Es tiempo propicio para compartir con los conocidos el verdadero significado de su muerte, de su resurrección y de su pronto regreso.

Lee Éxodo 12:1-14