Para los hombres es imposible, —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—,  pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.

Evangelio de Marcos 10:27

Después del encuentro del joven rico con Jesús, él aseguró: —¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! Los discípulos se asombraron de sus palabras. —Hijos, qué difícil es entrar en el reino de Dios! — repitió Jesús—, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios. Los discípulos se asombraron aún más, y decían entre sí: Entonces, ¿quién podrá salvarse?  (Vv. 23-26).

Los requerimientos del reino para poder entrar en él, aquí en la tierra como en el cielo no son imposibles de cumplir. Aquí en la tierra, cualquier persona hombre o mujer, deben primeramente reconocer y creer que hay un solo Dios vivo y verdadero, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios es soberano creador de todo lo que existe, la tierra y el universo. Creer, que Dios vino a la tierra en la persona del Hijo, su nombre Yeshua (Jesús) que significa Salvador. El ser humano necesitaba un Salvador para rescatarlo de sus pecados, Jesús lo hizo en la cruz del calvario, lo que el ser humano tiene que hacer es creer y recibirlo de manera personal en su vida y dejar sus prácticas que ofenden a Dios, su idolatría cualquiera que sea esta. El joven rico, su idolatría era su riqueza y no pudo seguir a Jesus como su Salvador, eso le impidió entrar al reino de Dios aquí y después de morir. Para tener la seguridad que se entrará al reino celestial es, mantenerme fiel a Cristo, obedecer sus mandamientos, compartir con otros la experiencia de la salvación que ya se tiene y vivir una vida a la semejanza de él.

Tú puedes seguir a Cristo Jesús, no lo rechaces como el hombre rico. Él advirtió: “si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre (Jesús) se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles (Evangelio de Marcos 8:18). Todo es posible para Dios cuando dependemos de Él y nos convertimos a Cristo como sus seguidores. Atrévete a seguirlo.

Lee Marcos 10:17-31